Hoy es el Día de Género en la Cumbre del Clima (y el Día de los Derechos Humanos a nivel global). Un año más queremos recordar que, para detener el cambio climático, necesitamos que la transición ecológica vaya acompañada de políticas justas, equitativas y transformadoras, que tengan en cuenta a todas las personas del planeta y su diversidad.

Europa ha albergado las tres últimas ediciones de la Cumbre del Clima, que este año se está celebrando en Madrid, en lugar de en Chile como estaba previsto. Suspender la cumbre en Chile evidencia el poco peso que nuestros líderes y lideresas le otorgan a la justicia social y ambiental, dejando de lado las causas estructurales del deterioro planetario: capitalismo y heteropatriarcado.

Las movilizaciones que estamos viendo en Latinoamérica denuncian un sistema que funciona con la explotación y extracción de la tierra, de los cuerpos de las mujeres y las personas más vulnerables. Las reivindicaciones de los movimientos indígenas contra el colonialismo y el extractivismo son clave para garantizar el cumplimiento del Acuerdo de París y el respeto a los derechos humanos.

La semana pasada, con el lema «No hay COP, Sí hay Cumbre», se ha celebrado en la Universidad de Santiago de Chile “La Cumbre de los Pueblos”. En Madrid, y en paralelo a la COP25, se está celebrado estos días la “Cumbre Social por el Clima”.

La subordinación de las mujeres y las diferentes formas de violencia ejercidas hacia las mismas son parte esencial del reconocimiento del problema y, por lo tanto, la reversión de este, parte fundamental de la solución. El ecofeminismo es el camino para encontrar una propuesta que dé salida a la crisis ecológica actual mediante la emancipación de todas las personas en su diversidad y la responsabilidad de la humanidad en el mantenimiento de la vida. El futuro lo encontramos en la acción directa femenina, en una nueva ética de los cuidados, en los análisis que cuestionan la colonización, el patriarcado y la globalización tal y como la conocemos.

El último informe del Departamento de Estado de EE UU “Trafficking in persons report 2019” ha señalado que el cambio climático y la explotación de la tierra conlleva trata humana. La esclavitud actual se sitúa en más de 40 millones de personas, ¿Cómo es posible? Las ganancias son de 150.000 millones de dólares.

Hoy y todos los días tenemos que mantener la lucha y la esperanza: en los movimientos sociales, en las personas que alzan la voz e inundan las calles para reclamar que nuestro planeta no puede más. Y quienes sufren las consecuencias de este sistema extractivista depredador, tampoco. No nos olvidemos de que sin nosotras no habrá futuro, porque somos las protagonistas activas de este cambio por un mundo diferente, libre de violencia, igualitario, verde y en paz.