Hace pocas semanas os contamos que habíamos iniciado una investigación sobre unas ayudas opacas que pagamos a las energías sucias en la factura de luz. Son los llamados pagos por capacidad, subvenciones a las centrales eléctricas generen o no electricidad.

Durante el proceso de investigación analizamos miles de datos y solicitamos la información referente a estas subvenciones a diferentes organismos apelando a la ley de transparencia y acceso a la información pública. Saber qué centrales y qué eléctricas reciben estas ayudas fue misión imposible, pero nos han contestado y tenemos nuevos datos.

La Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) nos ha mandado nueva información sobre dos de los cuatro tipos de pagos por capacidad: el de inversión por nuevas instalaciones realizadas y el de disponibilidad (para que estén disponibles generen o no electricidad). Y desglosada por tipo de energía:

Descargar los datos

Teniendo en cuenta los cuatro tipos de pagos por capacidad (inversión por nuevas instalaciones, pago por disponibilidad, incentivo medioambiental y restricción por garantía de suministro), hemos pagado 8.368.393.912 € entre 2007 y 2017 en nuestra factura de la luz, supuestamente para garantizar el suministro eléctrico. Si contamos desde 1998, la cifra asciende a más de 18.000 millones de euros. Pero la realidad es que tenemos muchas más centrales de las que necesitamos y estas subvenciones están absolutamente injustificadas, como te explicamos en este vídeo.

Si lo desglosamos por energía, desde 2007 hemos pagado 4.010.517.523€ a través de la factura de la luz a las centrales térmicas de carbón y 4.198.246.784€ a las de ciclo combinado de gas.

El ciclo combinado se ha llevado el 87,53% del total del pago por inversión por nuevas instalaciones (incentivo por las inversiones realizadas) y el 63,36 % de los pagos por disponibilidad (para que las centrales estuvieran disponibles generen o no electricidad) a pesar de haber tenido una media de funcionamiento de tan solo el 25,6% en los últimos 10 años. Esto demuestra la sobredimensión de nuestro sistema eléctrico. Hemos pagado incentivos para que se pusiera en marcha toda una generación de centrales de gas y para que estuvieran disponibles, pero al mismo tiempo hemos estado pagando por los mismos conceptos (ampliación de su vida y disponibilidad) a las centrales térmicas de carbón que supuestamente iban a ser sustituidas por las de gas. Y sin que, durante ese periodo, se cerrase ninguna central nuclear. Al no haberse cerrado ni carbón ni nuclear, las centrales de gas han funcionado muy poco. ¿Cómo se justifican todas esas subvenciones que les hemos pagado?

Central térmica en Aboño, Asturias.

España es el país de Europa que más tipos de estos pagos por capacidad tiene, el que más dinero ha dado con estas subvenciones y el que antes las puso en marcha, en 1998. También somos el país de UE que más ha aumentado las emisiones desde 1990 y el país del mundo donde más ha aumentado el porcentaje del consumo de carbón en 2017.

Sin embargo, el reciente acuerdo del Gobierno y Unidos Podemos sobre los Presupuestos Generales del Estado es un paso en la buena dirección para limitar estas subvenciones y dejarlas como último recurso, pues así lo recoge el propio acuerdo.

La semana pasada el informe especial del grupo de expertos de cambio climático ponía en evidencia que es posible evitar el calentamiento de más de 1,5 ºC si se actúa con urgencia y determinación, para lo que hay que reducir a la mitad las emisiones de CO2 para el año 2030. Si el Gobierno de España se toma en serio los preocupantes resultados de la ciencia climática y quiere liderar la lucha frente al cambio climático debe también apoyar y apostar a nivel comunitario para que haya un estricto control europeo que evalúe estos pagos por capacidad y que incluya un límite de emisiones para poder recibirlos.

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