Cuando más de 70 municipios de todo el estado se unen para mostrar su rechazo a la ganadería industrial en una acción simbólica coordinada, o cuando más de 600 pueblos y 5000 sillas se juntan para pedir derechos para la España despoblada, por poner un par de ejemplos, significa que está pasando algo (y gordo) en el medio rural. 

Hoy, 16 de Noviembre, Día Universal del Orgullo Rural, hace justo un año que Greenpeace lanzó su campaña #hablaRural con la intención de contribuir a fortalecer el medio rural y combatir la pérdida de biodiversidad y la crisis climática. En ese momento ya anunciamos que el aumento de las olas de calor, la reducción de precipitaciones, el aumento exponencial de los agronegocios o los grandes incendios forestales, entre otros, están dejando nuestro medio rural en una situación de vulnerabilidad extrema y que todo esto está impactando de manera notable en la población y en los territorios de la llamada España Vaciada.

En nuestro informe “El papel clave de la España rural frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad” ya avanzamos que las áreas rurales prestan una serie de servicios ecosistémicos, como son los bosques, el agua, el aire limpio, los alimentos, la energía, etc., que son totalmente esenciales para la supervivencia.  Tras el estudio, concluimos que los pueblos contribuyen a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y contribuyen 20 veces más a la conservación de la biodiversidad. Por ello, necesitamos pueblos vivos, fuertes y sanos, para afrontar el mayor reto que vive la sociedad actualmente, y por eso, este año, hemos centrado muchos de nuestros esfuerzos en esta dirección.  

Un año en el que hemos estado forjando alianzas con movimientos contra la despoblación, teniendo reuniones con agrupaciones políticas de la España Vaciada sobre la importancia de la población rural en la emergencia ambiental, creando una Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación por Nitratos, participando en acciones coordinadas contra la ganadería industrial y desarrollando un fuerte trabajo en alianzas, apoyando proyectos de energía colaborativa en el medio rural, contribuyendo a la recuperación de lagunas o humedales con un alto valor medioambiental, defendiendo a quienes defienden la naturaleza al plantarle cara a una grandes empresas, visibilizando la contribución y el activismo de las mujeres en el territorio, apoyando el trabajo local en contra de recrecimientos de presas, visibilizando buenas prácticas… y durante este año, hemos podido ver cómo los pueblos se defienden y defienden su entorno con garra y valentía. 

Sin embargo, si queremos revertir esta situación han de destinarse más recursos económicos al acceso a servicios esenciales en las zonas rurales, hay que crear empleo y hay que mejorar la calidad de vida en estas áreas para que este entorno siga cumpliendo sus funciones. Debemos poner esfuerzos en que exista un verdadero equilibrio entre el medio rural y el urbano, y trabajar por la interdependencia de ambos. Aumentar la fijación de actividades sostenibles del medio rural y fomentar políticas que aseguren la integración, de manera justa y efectiva, de colectivos minoritarios, visibilizando su contribución y favoreciendo oportunidades que permitan quedarse en los pueblos. Porque ellos y ellas, las personas que habitan en el medio rural, son la verdadera defensa de nuestra biodiversidad y las que luchan cada día contra todas las amenazas. 

Por todo ello, qué mejor día que el Día Universal del Orgullo Rural para decirles a todas estas personas: MUCHAS GRACIAS. Hoy, los y las que respetamos el valor de vivir y cuidar el medio rural celebramos las bondades de este entorno y reivindicamos derechos para una población clave para la protección ambiental. Feliz Día del #OrgulloRural.