Durante los últimos 30 años la superficie urbanizada de la costa se ha duplicado. Muchos ecosistemas costeros han sido destruidos, mermando su biodiversidad y los beneficios que reportan al ser humano.
El problema
La costa alberga ecosistemas de gran valor y una gran biodiversidad, pero también es una zona estratégica especialmente codiciada que ha sido objeto de múltiples agresiones por la actividad humana.
Los ecosistemas costeros proporcionan al ser humano bienes y servicios ambientales claves para el desarrollo económico y social, como seguridad alimentaria, I+D o turismo. También son la tabla de salvación para adaptarnos a los impactos del cambio climático en el litoral, en un contexto de eventos climáticos extremos: generan lluvias para frenar el avance de las sequías, al tiempo que funcionan como amortiguadores de inundaciones y controlan la erosión del suelo. El bienestar de millones de personas depende de los ecosistemas costeros, y los bienes y servicios que nos proporcionan son básicos para el sustento de la vida humana.
Pero tras décadas de desarrollo inmobiliario en el litoral, la ocupación de la primera línea de costa ha sido masiva. Casi la mitad de la población española vive en la costa, aunque que sólo supone el 8,8% de la superficie total de España. De las diez mayores ciudades españolas sólo Madrid y Zaragoza están fuera de la franja litoral. Además, los millones de turistas que llegan a nuestras costas incrementan el impacto humano. Con tal concentración de población, en una costa con ecosistemas naturales cada vez más mermados, se incrementan las demandas de abastecimiento de aguas, energía, transportes, y la generación de residuos sólidos, aguas residuales y gases contaminantes, que deben regenerar los ecosistemas locales. Esto deja una costa saturada e incapaz de generar los bienes y servicios necesarios para un desarrollo sostenible futuro.
El grado de alerta es importante al tener en cuenta que el sector de la construcción vuelve a estar en auge después de los años de la crisis de 2008, según señala el Instituto Nacional de Estadística. No se pueden repetir los mismos errores.
La solución
Para revertir esta situación es imprescindible adoptar la visión científica de que los ecosistemas son parte fundamental del bienestar humano y que contribuyen al desarrollo económico y social. Hay que cambiar el actual comportamiento de consumo excesivo de sus recursos finitos hasta conducirlos al deterioro más absoluto, y se han de incluir como una variable clave en la toma de decisiones políticas y administrativas.
Es necesario poner en marcha alternativas de desarrollo económico basadas en la conservación de los ecosistemas. La conservación de los bienes y servicios ambientales es la piedra angular de una transición ecológica de la economía: genera empleo, reduce costes y además favorece una salida de la crisis fundada en el progreso justo, no en el crecimiento ilimitado.
Estas son nuestras propuestas:
- Elevar la consideración política de la protección del medio ambiente y la biodiversidad, reconociendo su valor como vector de la transición ecológica de la economía española.
- Aumentar el número de áreas protegidas en el litoral, tanto terrestres como marinas, consideradas clave para detener el proceso de degradación de la costa y asegurar el buen funcionamiento de los ecosistemas.
- Desarrollar una planificación integral del litoral por encima de la escala municipal orientada hacia la conservación de los ecosistemas y donde se consideren los impactos del cambio climático.
- Crear infraestructuras verdes y corredores que protejan los procesos ecológicos esenciales.
- Conseguir el 100% de la depuración de las aguas residuales continentales y acabar con los vertidos contaminantes al mar.
Qué está haciendo Greenpeace
Greenpeace denuncia la urbanización desmedida en la costa y demanda las responsabilidades pertinentes entre las administraciones públicas y el cumplimiento de las sentencias judiciales contra los excesos del urbanismo costero, así como el restablecimiento del daño causado a los espacios naturales.
El informe A Toda Costa resalta la necesidad urgente de proteger los ecosistemas costeros y los bienes y servicios ambientales que nos proporcionan, poniendo freno a la urbanización desbocada y al turismo de masas. Greenpeace hace énfasis en la creación de políticas que permitan salvaguardar las áreas costeras de especial valor y el medio marino, así como reafirmar o implantar políticas y herramientas de gestión eficiente en todo el litoral.