Hoy 5 de marzo celebramos el Día Mundial de la Eficiencia Energética. 

Eficiencia Energética =  optimización del consumo energético para alcanzar unos niveles de confort y servicio, es decir 👉  ahorro energético 

Así que hoy es un día muy necesario, porque en un contexto de gravísimas crisis múltiples (geopolítica, energética, climática y social abrumadora), tiene especial relevancia plantearse si como país y sociedad somos eficientes en el uso y consumo de la energía. 

La respuesta es obvia cuando sabemos que en España importamos del exterior el 88% de nuestra energía como combustibles fósiles, contaminantes y peligrosos, lo que nos cuesta más de 42.000 M€ (datos 2021) en nuestra balanza comercial. A la vez somos un país superdotado en recursos renovables (viento, sol) y con una sociedad altamente interesada en producirse su propia energía, según los últimos datos de EY. 

Ahora además el último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio  Climático) que acaba de publicarse, entre muchas abrumadoras conclusiones, alerta de que, de seguir así, en España las olas de calor extremo que ahora se dan cada 50 años podrían repetirse de forma anual, incrementando por 5 la mortalidad asociada. 

La adaptación a ese calor implicará la necesidad de incrementar la refrigeración de nuestros edificios, lo que disparará el consumo eléctrico, que podría duplicarse en 2035 y multiplicarse por 3,5 en 2065 si no se reducen las emisiones de carbono. 

Aparece por tanto otra alerta más que nos debe urgir a acelerar la transformación de nuestro sistema energético por otro sostenible (renovable 100%)  y basado en la eficiencia (ahorro) e inteligencia como una de las mejores herramientas para frenar el cambio climático y construir sociedades más sostenibles y justas. 

En Greenpeace siempre apostamos por el ahorro y la eficiencia

Llegados a este punto cobra especial importancia recordar que en Greenpeace ya publicábamos en el año 2011 nuestro avalado y reconocido informe Energía 3.0 que cerró una trilogía iniciada en 2005 (Renovables 2050, Renovables 100%) y que destacaba que: «si contamos con las soluciones de eficiencia energética y gestión inteligente de la demanda, podemos reducir el consumo total de energía a la mitad y cubrir con energías renovables el 100% de toda la demanda energética, no solo la eléctrica, con un coste total diez veces inferior al de hacer lo mismo con las energías sucias que usamos ahora.”

La mejor energía será la no gastada porque simplemente no la necesitaremos en nuestras vidas y empresas.  Y aplicar medidas de eficiencia y ahorro no será renunciar a nuestra calidad de vida. Todo lo contrario: utilizar menos recursos nos conduce a más ahorro (más liquidez), más competitividad empresarial, más empleo y mayor salud ambiental y social. Lo contrario es un falso miedo creado interesadamente por las empresas que especulan con la energía como producto de lujo y con millonarios beneficios para sus arcas. 

Así que una revisión personal y colectiva de nuestra relación con la energía es necesaria. ¿El camino? Asumir modelos de consumo más sostenibles en nuestra vida diaria: nuestros hogares, transporte y cesta de la compra/alimentación, pero también en el conocimiento, la producción, uso y consumo directo de nuestra propia energía renovable (el llamado empoderamiento energético). 

La revolución energética renovable ya ha comenzado en todo el mundo y la ciudadanía jugará un papel crucial, porque la transición energética que el planeta necesita también es nuestra y somos imprescindibles para conseguirla. 

Así que nos tendremos que poner las pilas para convertirnos en consumidores activos, exigiendo a nuestros gobernantes que habiliten los mecanismos para ello y aprendiendo a hacer autoconsumo, comunidades energéticas, gestión de la demanda y agregación, transformando nuestros edificios a consumo casi nulo y otras muchas alternativas, y también participando en la producción de energía renovable a mayor escala. Y siempre sin olvidar el ahorro y la eficiencia como pilares fundamentales. EFICIENCIA Y AHORRO COMO PAÍS, en mayúsculas, para ganar todos.